La Raya de Castilla. Capítulo XXIII. «El soldado veronés»

Una vez las damas y Mosén abandonaron la Sala Grande de la Fortaleza, Don Pedro con un exagerado gesto cortesano indicó a Ruy Sández el lugar tras la recia mesa de despacho que debía ocupar el Castellano de Deza, tomando asiento frente a él.

another_sword_scabbard_by_adhras-d4gn8c7El Veronés, se desabrochó el tahalí que sujetaba a Spadonne, el fiel acero forjado por el legendario fabbro Lazarus Foscari en Verona, que lo acompañaba hacía muchos años, y lo colocó apoyado en la mesa, a su diestra, se sentó y colocando los codos sobre la mesa apoyó la barbilla en sus manos, miró al de Ólvega fijamente, para espetarle a bocajarro.

Y bien don Pedro. No soy cortesano ni diplomático, si no hombre de armas, así que dejémonos de circunloquios. ¿Donde se encuentra maese Filippo? ¿Cómo es eso de que ha desaparecido?

El administrador, impertérrito contestó con voz pausada.

Lamento comunicarle que no sabemos más que lo que ya le dije antes. Ese traidor de Castro, una vez desenmascarado, debió llevárselo por la fuerza de Deza. Laínez lo está buscando por toda la comarca, pero aún no ha dado con su paradero. No pareciera si no que se lo hubiera tragado la tierra.

Quiero ver de inmediato las dependencias de Filippo, y todos sus tumblr_mf1qv9fKZH1qfofhwo1_500documentos, legajos y escritos.

Lo siento mucho mi señor, pero en la alcoba de don Filippo no queda nada, ni un solo pliego. Únicamente os puedo mostrar los libros de asiento oficiales que ya habéis visto. – El de Ólvega contestaba aparentemente tranquilo, pero rehuía la mirada franca del veronés.

¡Eso es imposible! – dijo indignado el castellano. – En sus cartas, Filippo no acusó a nadie directamente – Hizo una pausa mirando al administrador. – Si sospechara de Gonzalo de Castro me lo habría hecho saber. Y realmente me sorprendería que os lo contara a vos. Sus órdenes eran rendirme cuentas a mi exclusivamente.

¡Ya le he dicho todo lo que me hizo saber maese Filippo!– Don Pedro tapeteaba con los dedos sobre la recia madera de la mesa. – El antiguo capitán, curiosamente desaparecido desde hace unos meses, estuvo sisando de la aceña de Deza durante años, además de sostener y fomentar el contrabando con Aragón, el cual impera en esta tierra, y que nos vemos impotentes de atajar, debido entre otros al escaso apoyo que desde la corona se ha dado tradicionalmente a esta plaza. Castro era su mano derecha, es lógico que actuara así. Estaba a todas luces en connivencia con el Capitán Vizmanos. ¡ Y vaya usted a saber ! Igual ese italiano viendo el montante de lo robado, se evadió voluntariamente con esos malhechores.

El de Sández se levantó bruscamente. – Don Pedro, Sabed que si elegí para este cometido a Filippo de Savonna, fue por su innegable honestidad. ¡Es una persona sin tacha alguna! Aunque sea génovés…– Sentenció el de Sández. – Y que si dudáis de su honorabilidad dudáis de la mía propia. ¡Y eso no se lo tolero a nadie! – Ruy, dio un sonoro puñetazo sobre la mesa, que hizo temblar la escribanía de plata sobredorada que en ella reposaba.

De ninguna manera dudo de vos mi señor. Si vos lo afirmáis así debió ser así en su día, Pero tened en cuenta que la edad de Maese Filippo quizá le hiciera flaquear en su virtud. – El Administrador trataba de calmar al impetuoso castellano. – Igual las malas compañías lo arrastraron hacia el mal camino. Sé de buena tinta, que durante los meses que ha durado su estancia en Deza ha frecuentado la compañía de una mujer de mala vida. Una meretriz de esa casa de lenocinio, que se encuentra en la villa. Dicen que es la misma fulana que alternaba con Castro…a saber que turbios asuntos se traían esos tres…

Estas últimas palabras de don Pedro hicieron que Ruy Sández, enarcando instintivamente
una ceja, mirara de reojo al administrador… – Comprendo… En otro orden de cosas…¿De cuantos hombres dispone actualmente la guarnición de Deza? tumblr_myfr6bpPjJ1rb52ozo2_1280

Ese tema lo debéis tratar con el Capitán Laínez. Dijo lacónico.

El castellano se sorprendió sinceramente – ¿Acaso no conocéis vos de cuantos hombres dispone la guarnición de la Fortaleza?

Soy administrador, mi señor, no militar. De los asuntos referentes a la tropa se debía encargar el antiguo capitán, Vizmanos. Desde que falta se ocupa de la guarnición García Laínez, el nuevo capitán.

Ruy no salía de su asombro. – Pero vos pagáis a los soldados ¿no es así? Y debéis aseguraros de que estén bien pertrechados, alojados y alimentados.

Así es, pero yo me limito a proporcionar al capitán los recursos que me solicita. Así que si deseáis más concreción es preferible que tratéis con Laínez directamente. Le conoceréis durante la cena.

Así sea. – Asintió el Castellano. – Mañana encabezaré una partida para ir en busca de ese Castro, con toda la tropa disponible.

¿Toda? – Preguntó el de Ólvega.

Si, con toda. – dijo Ruy levantándose.

Eso dejará la Fortaleza desguarnecida…. Vos sois el experto militar, no yo.

tumblr_m7jfliYWKB1qmsoako1_250Vos lo habéis dicho, yo lo soy, no vos. – Ruy dio unas palmadas en la espalda de don Pedro que le hicieron tambalearse. – Vayamos ahora en busca de las damas. Ha sido hablar de la cena y acometerme un apetito atroz. Largo ha sido el día. – dijo abriendo la puerta. – Por cierto don Pedro – Dijo estando ya en el quicio de la puerta. – He de comunicarle, que una vez tome posesión oficial de la castellanía, debéis partir a la capital. Le reclaman en la Corte, seguramente para asignarle un nuevo destino.

Entiendo – dijo el de Ólvega, al que el rostro le había palidecido repentinamente.

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